Paris, Texas de Wim Wenders es la película que ganó la Palma de Oro en 1984, en el Festival de Cannes, Wenders se puso de moda de nuevo por su film nominado al Oscar Perfect Days, de 2023 y para muchos fue el gran regreso de este particular director, que ha hecho películas muy variadas, documentales sobre directores de cine, sobre grupos musicales, sobre fotógrafos, pero en sus ficciones los temas que le gustan son más parecidos, como en Perfect Days, en París, Texas, habla de un personaje que se encuentra en los márgenes de la sociedad, en los márgenes de lo que es socialmente aceptable, ambos protagonistas viven en la orilla, y se encuentran en el dilema de si volver a esa sociedad que los ha expulsado, o de la que han huido, o quedarse en su isla de subjetividad, es un blues de sincretismos entre fronteras geográficas y fronteras mentales.
El guión es de Sam Shepard, que fue un guionista, productor y actor estadounidense, del que investigando me encontré que escribía poesía también, y que Wenders en entrevistas sobre esta película decía admirar por sus textos, ambos hacen una mezcla interesante que aporta una visión pesimista del mundo, pero que no está exenta de tener esa clásica búsqueda de la felicidad, aunque la felicidad no sea un objetivo para sí mismo, sino para sus seres cercanos.
En ese año el jurado de Cannes estaba conformado por figuras como Franco Cristaldi, (productor de películas de Fellini, de Lucchino Visconti y de Giuseppe Tornatore), Stanley Donen, (gran director de comedia estadounidense), Isabelle Huppert, (reconocida actriz francesa), Vadim Yusov (director de fotografía con Tarkovsky en Solaris. Andrei Ruvleb y la Infancia de Ivan), y Ennio Morricone el gran músico italiano. Con lo que teníamos un jurado de lujo para dicha premiación en muchos campos. Compitieron en ese año contra Wenders: Donde sueñan las hormigas de Werner Herzog, Bajo el Volcán de John Huston, El elemento del crimen de Lars Von trier, Viaje a Cytera de Theo Angelopoulous y Un domingo en el campo de Bertrand Tavernier, entre otros.
La protagonizan Harry Dean Stanton, conocido por The Green Mile, en Alien del 79, y en la legendaria Twin Peaks. Nastassja Kinski un ícono de los 80, y Dean Stockwell, a quien recordarás por su serie Viajeros en el Tiempo, que da aquí el papel de su carrera quizá. Paris, Texas, es una historia que tiene diversas interpretaciones, es una de esas películas que dependen mucho de la subjetividad, como toda narrativa depende del momento de tu vida en el que la veas, de tu situación personal, lo que hayas vivido, y eso afectará de manera diferente tu percepción.
Habla sobre un hombre de casi 50 años, llamado Travis, que tiene aparentemente un trastorno mental, que lo ha llevado a estar perdido de la sociedad, de su familia y de sí mismo, no por meses si no por años. En algunos textos que he encontrado lo llaman fuga disociativa, en el que un paciente pierde la noción del tiempo con una especie de amnesia temporal, deja de lado una parte de su vida, un problema que lo estresa mentalmente de tal manera que se olvida de su identidad, la deja escondida en su memoria para dedicarse a vivir una vida diferente, con otra identidad, que solo habita en la superficie de su personalidad, de su yo completo, mientras que su pasado se encuentra enterrado en su inconsciente.
Vagando en el desierto texano, el personaje de Stanton se nos presenta, Wim Wenders nos muestra no solo un paisaje desolador sino un personaje desolado, seco de vida, seco de pasado, Travis ha caminado y deambulado, por un tiempo desconocido hasta ese momento para nosotros, ¿pero por qué lo ha hecho? su necesidad de agua finalmente lo vence y ese hecho lo lleva a un local perdido en la nada para conseguirla, el vital líquido funge como un shock mental que lo hace desmayarse, y el locatario que lo encuentra, busca entre sus pertenencias, encuentra una pista de ese pasado, una tarjeta con un número de teléfono, el de su hermano.
En una escena interesante con un foco verde, un poco al estilo de la ciencia ficción sesentera, en la que un médico examina a Travis, para saber si es sordo, o mudo, por que desde que llegó no ha dicho ni una sola palabra, entonces el médico se da cuenta y nosotros con él, que este, no es sordo, y le dice que hablará al número que encontró en sus pertenencias, marca y le contesta Walt el hermano de Travis, profundamente sorprendido por la noticia de que su hermano sigue vivo, cosa que él había descartado dado que pasaron años desde su desaparición.
Cuando llega por su hermano, el doctor que lo atendió le dice que se acaba de ir, Walt se apresura para alcanzarlo en el camino, al encontrarlo ve la figura cadavérica y desarrapada de su hermano, pero quien tarda en reconocerlo es Travis, cuando finalmente lo hace, se sube al auto y comienzan el viaje de regreso juntos.
Travis pasa casi 30 minutos de la película sin decir una sola palabra. Cuando ves este film por primera vez te enfrentas al misterio de ¿Qué pudo haber hecho alguien durante cuatro años con una enfermedad mental que le impedía el saber de dónde venía y quién era? y ponerse en la perspectiva del hermano ¿Qué le dices a alguien así? ¿lo enfrentas, lo castigas o lo tratas como un paciente? Es una decisión muy compleja. Walter toma la opción más comprehensiva y lo trata de forma amable, queriendo indagar pero sin ser demasiado incisivo.
Travis por otro lado va regresando de un espejismo mental, del que sale a gatas, trae consigo una fotografía de un letrero, que representa el lote de un terreno del que dice ser dueño, este lote esta ubicado en un perdido y polvoriento pueblo, llamado Paris, en Texas, donde supone que sus padres tuvieron sexo para concebirlo a él, esa borrosa imagen es el único puente que le quedaba de conexión con su propia identidad, un puente con su pasado.
Entonces Walter avienta una suave pedrada y le pregunta que si recuerda a su hijo Hunter, en este momento sabemos por primera vez que Travis se fue por cuatro años, cuando su hijo Hunter tenía 3 años. Es una situación que podría devastar a cualquiera, si al despertar de un coma mental te das cuenta que tu hijo ha crecido cuatro años, es casi un shock de ciencia ficción como si se tratara de los efectos de la relatividad al salir de un planeta, viajar y volver, y el tiempo pasó para todos menos para ti, algo profundamente doloroso en este caso.
La sensación que Wenders construye acompañado de la música de (Ry Cooder) que hace una interesante selección musical en los espacios semidesérticos, con un blues o country que me recordó muchísimo a Breaking Bad, buscan crear una atmósfera que difumina esa sensación del viejo western y su choque con esa urbanidad perdida en el desierto, con ese mundo en el que el entorno desolado y de amplios espacios, influye directamente en la psicología de los personajes. Pero también con un toque de mezcla de la cultura binacional de los estados del sur de EU, que están fuertemente relacionados con la cultura mexicana, algo que pasa también en Breaking Bad, con la música de Banda, aquí pasa con una canción oaxaqueña muy fácil de reconocer si eres mexicano, que se llama canción mixteca, de José López Alavez, misma que Harry Dean Stanton llamó “un auténtico Blues mexicano”, refiriéndose a la tragedia que cuenta la canción, que a su vez tiene bastante que ver con la trama, por que habla de la nostalgia que alguien tiene por su tierra, la que ha abandonado, por la que suspira, como el personaje de Travis, que está en un viaje de bloqueo por su pasado, pero la nostalgia de lo que fue su vida no lo abandona. Esto convierte a esta pieza en una joya del sincretismo cultural.
Paris, Texas, tiene tres actos de los cuales dos son un road movie, el primero lo que plantea es la presentación de un personaje perdido, no sabemos de qué huye o si tiene una enfermedad mental, en el segundo resolvemos parte de esa duda, cuando Travis ve a su hijo, después de cuatro años de no haberlo visto, y en el tercer acto un nuevo road movie que conduce a Travis y a su hijo, que tienen una nueva relación, en la que juntos buscarán a su madre a Jane (Natassha Kinsky).
En este acto Travis acude a buscarla por medio de la información que le dio su cuñada para encontrarla, y vemos la escena más potente de la película que es un juego visual muy interesante.
La encuentra en un extraño sitio de citas, que es un tanto surrealista en el que las chicas reciben dinero por platicar con desconocidos, las ven sin que ellas los vean a ellos, en unas cabinas telefónicas, parecidas a las de las cárceles en las que te comunicas a través de un cristal con los reos, pero en este caso se trata de comunicarse en conversaciones románticas, pagadas por tipos solitarios, quizá patéticos, o solo tristes.
Wenders nos presenta un juego de espejos impactante que cumple como una pared más de esa arquitectura dramática de la historia, es a su vez una escena bastante teatral en la que Travis, sin ser visto, se atreve a contarle a Jane, quien no sabe quién la visita del otro lado del cristal, el cómo fue, parte por parte, la transformación mental que él sufrió y el porqué se fue de su lado.
Es como un confesionario en el que Travis se enfrenta a sus máximos miedos y los expone de una forma puntual sin hacer muchos juicios y nos deja ver, cómo fue que ocurrió el problema que lo destruyó mentalmente.
Travis logra encontrar la razón por la cuál volvió de su mundo perdido, se da cuenta que había una razón para volver que era más fuerte que el mal que lo alejó, que lo afectaba menos a él que a otros, aunque después descubra que su lugar ya no es ahí.
Es realmente complejo el tratar de explicar esto sin hacer demasiados spoilers, pero aquí estamos ante una obra importante de la historia del cine, de la filmografía de Wenders y del Festival de Cannes, es una buena oportunidad el entrar a ella por primera o segunda vez, es una historia potente que no te va a decepcionar como narrativa y que te pondrá a pensar en muy diversos temas como la soledad, la felicidad, el sentido de la vida y las relaciones de pareja y familia, que envuelven siempre el problema y el choque entre los sujetos y lo socialmente aceptado.
Es una película demasiado conocida como para no tenerla en tu lista de pendientes, pero si no la tenías, es para apuntarla y verla ya.
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