Tengoku to Jigoku es una película dirigida por Akira kurosawa en 1963, fue conocida en Latino América como Cielo e Infierno, en España como El Infierno del odio, y en EU como Higth and Low, en ella participó la emblemática actriz Kioko Kagawa, (cuyo talento fue compartido por Kurosawa, Yasujiro Ozu y Kenji Mizoguchi, tres de los grandes directores del cine Japonés) y su actor fetiche Toshiro Mifune, que lo acompañó en varias de sus mejores obras como Los Siete Samurais, Yojimbo y Trono de Sangre.
Cielo e Infierno no es el film más conocido de Kurosawa pero si se encuentra entre los más respetados de este gran director, principalmente porque se trata de una película que no apela a las grandes parafernalias del cine japonés, ni a las grandes producciones, con interminables detalles de vestuario, maquillaje y escenografía, sino que está construida de una forma muy sobria, desarrollada en interiores casi en su totalidad y asentada en una gran labor tanto en el guión como en la actuación y con destellos maestros en la dirección cinematográfica en cuanto a la práctica del blocking en escena se refiere.
La historia se centra en la vida de Kingo Gondo (Toshiro Mifune), uno de los accionistas de una importante empresa zapatera en Japón, que tiene la ambición de hacerse del control total de su compañía y para lo cual ha trabajado toda su vida. El film comienza con una reunión en la casa del señor Gondo en la que observamos una intensa plática que sostiene con tres de los más importantes accionistas de la empresa zapatera Zapatos Nacionales y en la que se dejan ver las tensiones que existen en cualquier gran empresa en la que los accionistas luchan por el poder en la junta directiva y que cada uno de ellos quiere para si un mayor pedazo del pastel.
Luego de la acalorada discusión entre los accionistas y el Señor Gondo recibe una llamada telefónica en la que se le avisa que su hijo ha sido secuestrado y que para liberarlo necesita pagar 30 millones de yenes, pero resulta que quien ha sido secuestrado en realidad no es su hijo sino el hijo de su Chofer, el niño con quien su hijo jugaba a las escondidas cuando fue secuestrado.
En este momento la película que nos había planteado un universo de intrigas empresariales y lucha por el poder al interior de las corporaciones se torna en un thriller policiaco quasi teatral excepto por que Kurosawa nos lo presenta con un manejo magistral de la escena en la que los personajes se acomodan dentro del cuadro dependiendo del momento e intensidad del diálogo en contraposición unos a otros y en diferentes planos de profundidad que nos cuentan la historia visualmente de manera contundente y armónica imposibles en el teatro.
La historia continúa desarrollándose alrededor del dilema interno que enfrenta el señor Gondo entre el salvar al amigo de su hijo y mantener el sueño de toda su vida controlar por completo la empresa que ayudó a forjar desde sus cimientos y de la cual se siente dueño por derecho y que constituye su máximo anhelo y objetivo de vida, y que para conseguirlo había aplaneado una estrategia en la que compraría acciones con valor de 50 millones, de los cuales 30 son la cantidad que el secuestrador pide para el rescate del hijo de su chofer.
Avanzamos después a la estupenda escena del rescate del niño en la que el secuestrador pidió por medio de un intrincado plan que incluye el tirar el dinero en una delgada maleta desde un tren en movimiento por una angosta ventanilla. Aquí Kurosawa nos demuestra su estupendo manejo del suspenso y las tramas policiacas que seguramente fueron objeto de estudio por todas las películas y series policiacas posteriores en las que se nos dan pistas falsas durante el plan.
Es de libro de texto lo que plantea en la obsesiva escena del gabinete de investigación de la policía que va reuniendo uno a uno los detalles en torno al secuestro que le da un papel individual a cada una sus áreas en la que más de 10 miembros presentan los resultados del fragmento del caso que les tocó investigar y que nos muestra paso a paso la intrincada forma en la que una situación así podría resolverse en la vida real, de una manera que a ojos de un espectador actual parecería un tanto exagerada respecto de los detalles ahí contenidos pero que tienen total justificación para contar la historia y que no les sobra nada pues se trata sin duda de la cintura de la historia.
Para todo aquel fanático del cine negro, policiaco y de las estructuras narrativas en el cine esta es una joya que se debe revisar si o si pues contiene muchas de las formas que después han sido masivamente explotadas en las series de TV procedimentales como La Ley y el Orden, X files. Sherlock, entre muchas otras.
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