Maestro es el segundo largometraje de Bradley Cooper, en una producción que desde antes de filmar el primer fotograma, contaba con el pedigree base de tener entre sus productores a Martin Scorsese, Steven Spielberg y el dinero de Netflix, lo cual ya es un suelo bastante firme.
La filmografía de Bradley Cooper como actor quizá no le acompañe tanto al promocionar este proyecto, sus films más conocidos son el de Rocket en Guardianes de la Galaxia y el de ¿Qué pasó ayer?, nada más lejano que esos papeles respecto del público potencialmente interesado en una película sobre la biografía de un director de orquesta.
Escucha aquí la crítica de maestro:
Basada en la vida Leonard Bernstein un compositor director de orquesta estadounidense que se convirtió en uno de los primeros directores de orquesta de ese país, en ganar prestigio internacional, un personaje ciertamente interesante para retratar en un film, pero al que se veía complicado sacarle demasiado jugo.
Este film me recordó a la TAR de Todd Field, el retrato de un genio de la música que por su brillante capacidad ascendió inevitablemente a la cima de su profesión, a pesar de las complicaciones personales que se oponían y a las trabas que su forma de ser le provocaba en contra de su carrera artística.
De la misma forma que Todd Field hizo en Tar, Bradley Cooper propone diferentes artilugios estéticos, justificados o no, logrados o no, para contar una historia sobre un personaje que no necesariamente es material audiovisual abundante, me refiero a que ocupa diferentes formas de contar la historia desde el punto de vista de la dirección para construir planos interesantes para el ojo, en situaciones que la narrativa de lo cotidiano no era lo suficientemente atractiva. Ocupa planos cenitales al estilo Tarantino o Lars Von Trier siguiendo al personaje desde las alturas con techos invisibles, o lejanas tomas al estilo de Orson Welles en las que el fondo del cuadro es donde sucede una plática importante.
Como una biopic es bastante convencional ya que no se trata de esas historias que confrontan al personaje en cuestión y lo critican a fondo, resaltando sus defectos y virtudes, en ese sentido resulta algo simple, se nota que es una historia que tiene aval de la familia Bernstein en la que se tratan muy amablemente las partes más oscuras del gran compositor.
De lo que no queda ninguna duda es que este film competirá a tope en cuanto a actuaciones, tanto del lado Carey Mulligan como el de Bradley Cooper, ambos tienen interpretaciones excelsas, que no será fácil superar en la mente de la Academia de Hollywood que decide quienes se llevan los premios dorados.
Es una película que vale la pena ver en pantalla grande, a pesar de esos excesos de estilo en la dirección de Cooper, más bien hacen notar su inexperiencia en el oficio, pero seguramente corregirá y aumentará sus virtudes con el paso de fotogramas en su filmografía.
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