La carrera de Alonso Ruizpalacios va en un claro ascenso y con cada película demuestra que se encuentra en un medio en el que las cosas le salen bien y con un estilo muy particular en el que busca utilizar su experiencia en el teatro, ha elaborado ya cuatro largometrajes muy diferentes entre sí pero que tienen un toque que se puede advertir en su característica predilección por una puesta en escena que privilegia el diálogo y la profundidad de sus personajes.
La Cocina es la primer película de Ruizpalacios que realiza en inglés pero no necesariamente se ha alejado de un tema mexicano por el momento y es que en esta historia basada en la obra de teatro de Arnold Wesker, habla de lo que le sucede a los empleados de un restaurante ficticio que se encuentra a la vuelta de la emblemática plaza Times Square de Nueva York.
Me pareció una construcción de Universo muy interesante, sobre todo por que se trata de una de esas esquinas del mundo en la que se encuentran diferentes culturas y diferentes maneras de ver y entender las cosas, aunque ciertamente desde una perspectiva muy mexicana de esa realidad, la realidad de los migrantes que llegan a la gran ciudad y tienen que aceptar un trabajo, cualquier trabajo por peor pagado que sea y por difícil que sea de realizarse, no tienen de otra, tienen que aceptarlo, por que esas son las condiciones, es lo que hay.
Al interior de ese restaurante se desenvuelven varios dramas el de Pedro (interpretado por Raúl Briones) que es un cocinero que tiene ya algunos años trabajando para ese restaurante y que está enamorado de Julia (interpretada por Rooney Mara), una mesera estadounidense de clase baja, de las pocas en un lugar rodeado de migrantes mexicanos, marroquíes, afroamericanos, colombianos, dominicanos que construyen una obra teatral diversa en el microcosmos de la cocina.
Me parece una pieza bastante interesante, ciertamente no es para un público muy masivo, pues su corte bastante teatral la hace complicada de abordar, más allá de que cuenta con un tono ligero en lo general por el tipo de personajes que la protagonizan, pero tiene capas muy profundas que dependen de una interpretación más compleja, como el abordar los problemas de la lucha de clases en el siglo XXI, temas como el aborto, la migración y sus problemas culturales, me parece incluso que hay hasta un representante del trumpismo ahí, habría que comprobarlo, pero se los dejo a su consideración para ser descubierto, solo les doy la pista de que es el gringo de la cocina.
No es particularmente potente desde el punto de vista visual, pero sí muy efectiva, cuenta con lindas coreografías teatrales, que son dignas de admiración, creo que juega en esa frontera entre el teatro y el cine muy delgada, es una obra de teatro que no podría ser observada por completo desde un escenario por su composición visual, sus close ups, sus movimientos de cámara y perspectivas imposibles para el teatro, pero también es una película con una puesta en escena de tomas de cámara fija al estilo del escenario teatral, en el que una ciudad, es tan solo un callejón.
Me parece curioso que en la jóven obra de Ruizpalacios esta sea la película más globalizada, desde el punto de vista de que es su primera película en inglés y desde el punto de vista de los temas que toca, pero al mismo tiempo es la película más cerrada en su composición visual, lo que habla de un creador dinámico.
Mi perspectiva final es que se trata de una obra pequeña y sobria pero bastante interesante que sigue construyendo y aportando a la carrera de un gran autor que sin duda hay que seguir.
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