La historia en la que está basada una película como Queer, inspirada en la novela homónima de William Burroughs, resulta por demás interesante y abundante, es de esas oscuras anécdotas de icónicos personajes de la cultura, cuyas adaptaciones van mucho más allá de una sola obra, en este caso es tan amplia que podría hacerse sobre la construcción de esta historia, varios proyectos, de teatro, de documental, de cine y periodismo, pero dentro de un universo de posibilidades como este ¿hasta dónde llega la película de Guadagnino?
La anécdota base de esta historia va más atrás de la propia escritura de la novela del mismo nombre, su autor William Burroughs, es una leyenda de la literatura y la contracultura del siglo XX.
Burroughs escribió esta novela en la Ciudad de México en los años 50, después de escapar de EU su lugar natal, en el que se sentía bastante oprimido por su afición recreativa hacia la heroína y cocaína, decide viajar a la Capital Mesoamericana y juntarse ahí con otros miembros de la llamada generación Beat, como Jack Kerouac y su propia esposa Joan Vollmer.
En una especie de accidente provocado por una tremenda peda y consumo de heroína y quien sabe qué más, Burroughs disparó al estilo Guillermo Tell a su esposa, matándola al instante, caso por el cuál estuvo en la cárcel en la Ciudad de México, y mientras se resolvía la situación escribió esta novela.
La película de Guadagnino se centra mucho más en la historia dentro de la novela que va de un escritor de origen estadounidense que vive en México y la pasa alegremente tanto en cuestión de consumo de drogas como en cuestión de sexualidad, prefiriendo las relaciones homosexuales para divertirse.
Mientras esto ocurre conoce a un chico también gringo, con el que empatiza en muchos aspectos, intelectual y sexualmente, por lo que le propone hacer un viaje a Sudamérica para hacer una exploración acerca de una planta que poco a poco van descubriendo con el nombre de ayahuasca, con el fin de abrir sus sentidos y su interpretación de la realidad.
Con esa búsqueda ficticia en la forma quizá, pero real en las intenciones, Burroughs inspiró junto con los escritores del Beat, a la generación posterior de la música, la literatura y la contracultura, conocida como el movimiento Hippie, quizá les suene.
La interpretación de Daniel Craig, es probablemente, el mejor papel de su carrera, más allá de que nunca hace malos trabajos, aquí se ve mucho más exigido que en cualquiera de sus participaciones en la saga Bond, pero lamentablemente, el que no hace un trabajo excelente es Guadagnino, pues recurre a muchos clichés y estereotipos y no aprovecha la complejidad de su obra base, en la que pudo haber explorado mucho más esa mentalidad del autor, para poner en ella, grandes conversaciones sobre los argumentos para proponer el uso de drogas de maneras recreativas e intelectuales, contrario por ejemplo, a todo el discurso que después sería el oficial, durante el inicio de la prohibición de las drogas y la represión de los hippies.
Me permito una analogía: Burroughs y los Beat son a los Hippies y la contracultura, lo que Bergman y Fellini a la Nueva Ola francesa en el cine.
Sin embargo resulta una película entretenida y por momentos interesante, aunque ciertamente bastante diluída y edulcorada, respecto de la potencia y el sabor agrio del autor original.
De lo que no hay duda es que Craig da una de las mejores actuaciones de su carrera en este film y que trae potencial de ser nominado por ello, agregado a que se trata de un tema que al Oscar le gusta contemplar, en combinación con su fama, veo muy probable su nominación. Quizá juegue en su contra este espíritu pro legalización de la obra base, pero sin duda es un film que ayudará a nuevos lectores a querer explorar la biografía de Burroughs.
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